Revista Digital de Investigación y Postgrado, 5(10), 133-146
ISSN electrónico: 2665-038X
135
Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización
de las Naciones Unidas para la Cultura, la Ciencia y la Educación (Unesco, 2020) afirmaron que
la crisis sanitaria transformó el proceso educativo en varias escuelas en más de 190 países, en
la búsqueda por controlar la propagación del virus y así tratar de reducir las cadenas de con-
tagio. Los informes de estas organizaciones muestran, que, desde el comienzo de la pandemia,
más de 1200 millones de estudiantes en todo el mundo y en todos los niveles educativos se
vieron forzados a quedarse en casa sin poder asistir a la escuela.
Asimismo, Pérez et al. (2022) argumentan que es potencialmente importante desde el punto
de vista biosociológico, trabajar las emociones para que los individuos puedan procesar la in-
formación que absorben mediante los estímulos que se presentan en el ámbito social, familiar
y escolar. Esto significa, que es importante desarrollar la inteligencia emocional para que las
personas manejen sus emociones ante cualquier problema que se les presente, aplicando ca-
pacidades y destrezas para mantener una salud mental exitosa.; estos mecanismos para apren-
der habilidades emocionales influyen en el comportamiento y en la forma en que enfrentan
situaciones específicas cada ser humano.
Por todo lo antes expuesto, se infiere que el papel de las emociones en las situaciones educa-
tivas es esencial, de allí que sea urgente profundizar en la incidencia de la inteligencia emocional
en la determinación de los logros de aprendizaje de los estudiantes. Es así como durante mucho
tiempo se han producido transformaciones significativas en los procesos de enseñanza y apren-
dizaje para promover la formación integral de los estudiantes, desarrollando sus conocimientos,
habilidades y destrezas en los campos cognitivo, social, moral y emocional. Esta noción de
competencia incluye la habilidad de adaptarse a realidades cambiantes e integrarse exitosa-
mente a los diferentes entornos que requieren una adecuada gestión emocional. Por lo tanto,
es especialmente importante desarrollar la competencia emocional en los grados primarios
(Villalobos & Riquelme, 2022).
Según el planteamiento que hace Lozano et al. (2022), después de lo que sacudió a la humanidad en
el 2020 (SARS-COVID 19),la cual, ocasionó cambios drásticos en la vida de las personas a nivel indivi-
dual, social e incluso en los procesos productivos el autor, destaca que esta situación generó momentos
de angustia y ansiedad, sobre todo en la población infantil que no lograban entender la situación y
estaban sometidos a las medidas sanitarias, como fue el caso de dejar de asistir a sus escuelas.
Según Núñez & Llorent (2022), al referirse al contexto latinoamericano, diversos estudios han destacado
que el impacto emocional de la pandemia se ha manifestado de manera significativa en los niños. Estos
se vieron afectados por el miedo y la inseguridad, desarrollando comportamientos que persisten en la
actualidad, marcando su conducta en la pospandemia. Es así como aún se observa a numerosos es-
tudiantes con rasgos de temor, inseguridad y retraimiento, entre otras manifestaciones emocionales.
Asimismo, según datos de América Latina, aproximadamente 160 millones de estudiantes no
pudieron asistir a sus escuelas, lo que generó perturbaciones emocionales generalizadas. Esta
situación expuso a los estudiantes a una transformación integral en todos los aspectos de sus
Componente emocional y el rendimiento académicociais